Sunday, September 27, 2015

Los ecumenistas son co-responsables del abuso del Evangelio y de la perdición de los heterodoxos - Protopresbítero Theodoros Zisis


Protopresbítero Theodoros Zisis

Profesor emérito de la Universidad Aristóteles de Tesalónica
El papismo y el protestantismo han distorsionado el Evangelio

Últimamente, muchos miembros de la Iglesia agonizan por el rápido y destructivo desarrollo de las llamadas relaciones inter-cristianas de los ortodoxos con las dos grandes herejías de occidente: el papismo y el protestantismo. Han expresado su preocupación muchas veces, en este año, con la composición de la conocida “Confesión de fe contra el ecumenismo”, que ha sido distribuida y que muchos han firmado, y que por primera vez ha molestado y perturbado a aquellos ecumenistas que son complacientes y se jactan del éxito.

El ambiente de la política y la atmósfera cultural de la globalización, no sólo tienden a eliminar los límites geográficos entre las naciones, si no que también tiende a derribar las fronteras espirituales, culturales y religiosas. Su objetivo y visión es nivelar las diferencias y la individualidad, homogeneizar a la gente en sus creencias y forma de vida, crear un nuevo tipo de persona, sin preocupaciones espirituales y objetivos más allá de esta vida, para permanecer unidos a esta tierra, en la prosperidad y riqueza material. Para los planificadores, esto cumple dos fines específicos: la gente será reducida a simples seres consumidores, que aumentarán el capital y el beneficio económico de las empresas y al mismo tiempo se convertirán en esclavos de su lucha diaria para asegurar los bienes materiales, estando su grado de tranquilidad en manos del poder, para que por medio de las crisis económicas controladas o la distribución desigual de los bienes puedan mantener a la gente dócil y obediente.

El segundo objetivo aparente es situar el Evangelio de Cristo y a la Iglesia, que constituyen los únicos poderes de resistencia contra el materialismo, en la periferia, para que el nuevo mundo pueda ser gobernado, no por Cristo, sino por el anticristo. Sólo Cristo conquistó la tentación de Satanás sobre las posesiones materiales y predicó que “no sólo de pan vive el hombre” (Lucas 4:4), y priorizando entre lo material y el espíritu, el mundo y Dios, dio prioridad a Dios y al espíritu: “Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia, y todo eso se os dará por añadidura” (Mateo 6:33). Y en otro lugar: “En efecto: ¿de qué servirá al hombre ganar el mundo entero, y perder su vida?” (Marcos 8:36).

El mundo cristiano de Constantino el Grande, de la Nueva Roma (Constantinopla), de la Ortodoxia, en la que la Tercera Roma, Moscú, participó espiritualmente, vivió y puso en práctica esta enseñanza ascética y el perfeccionamiento del Evangelio. Ahora está siendo reemplazado por el nuevo mundo de la Europa y la América materialista, o como contrapunto, el mundo de la “Pax” cristiana por la “Pax” americana.

El papismo, habiéndose separado a si mismo de la Iglesia Una, Santa Católica y Apostólica, se sometió a las tentaciones de Satanás y fue transformado en un poder mundano con fines económicos, dinásticos, conquistadores y políticos, con dogmas y una forma de vida que nada tiene que ver con la vida y enseñanza del Evangelio. Como el gran intelectual ruso, Theodor Dostoievski, dijo: “el papismo no es ni siquiera cristianismo; si Cristo regresara ahora a la tierra, sería juzgado y crucificado por los ‘santos inquisidores’ de Roma”.

Aquellos que están bajo el poder del papa, pervirtieron y distorsionaron el Evangelio. No sirvieron como luz para el mundo y como sal para la tierra, y por eso no tuvieron efecto en las almas de la gente de Occidente. Occidente, Europa y América, se distanciaron pronto del poco confiable papismo y se convirtieron en “des-cristianizados”, porque “si la sal pierde su sabor, ¿con qué será salada?” (Mateo 5:13). La arrojaron y justamente pisotearon la cristiandad pseudo-inscrita del papa.

El protestantismo reaccionó justamente contra la arbitrariedad y las desviaciones del papismo, aunque haciéndolo sólo sin pedir la ayuda de la Iglesia para poder regresar a la pureza de la verdad evangélica, y sin la sucesión apostólica y la Gracia de los Misterios (sacramentos), llegando con el tiempo a numerosas divisiones y enseñanzas, (algunas de las cuales) dudando incluso de la Resurrección de Cristo, mientras que justificaron “pasiones deshonrosas”, como llama el apóstol Pablo a la homosexualidad en el primer capítulo de su carta a los romanos en el que indica que intentaban equipararlas al nivel de una vida moral.
Doble error: inclusión de las herejías y apoyo del papismo

Los planificadores de la Nueva Era y la Globalización quieren unirnos e identificarnos con este cristianismo distorsionado, deshonesto y abusivo del papismo y del protestantismo (y crear) un cristianismo materialista, terrenal y mundano, para que el efecto beneficioso del Evangelio y de la Iglesia cese en el mundo, y la gente no pueda encontrar al Cristo real en ningún lugar, sucumbiendo así en todas las tentaciones del maligno, y establecer finalmente el reino del anticristo. Ya han conseguido engañarnos y han logrado que nos unamos al pan-protestante “Consejo Mundial de Iglesias” (CMI), “que es el Consejo Mundial de las herejías y falacias”. ¡Que vergüenza y desgracia!. La Novia de Cristo, el Cuerpo de Cristo, la Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica, equiparada y puesta al mismo nivel que los numerosos brotes protestantes, clamando cada uno de ellos ser la verdadera Iglesia. Al final, ¿hay Una Iglesia, o muchas iglesias? ¿Son las herejías también iglesias? Nunca se ha identificado la Iglesia con ellas ni se ha incluido entre los grupos y organizaciones heréticas. Esto no es por falta de amor, sino porque puede que así ayude a muchos herejes a regresar mediante el arrepentimiento, y al mismo tiempo puede proteger a los fieles de la herejía. Realmente (la Iglesia) predica la verdad cuando hay peligro de herejía y espera la respuesta de los que están en el error. Si esta se identifica con ellos (los herejes), ¿a dónde regresarán? Permanecerán donde están si aceptamos, como sostienen algunos “ortodoxos”, que allí también hay salvación y verdad. Ponemos, a todos los heterodoxos que vinieron a la Ortodoxia, en una difícil situación, pues, si no son estables y no están convencidos de sus pasos salvíficos, pueden ser escandalizados y llegar a decepcionarse.

El papismo testificó nuestra entrada en el Consejo Mundial de Iglesias con gozo y satisfacción porque abandonamos la única pretendida Iglesia Una, Santa, Católica y Apostólica. Sin embargo, a diferencia de nosotros, no hay que olvidar que a mediados del siglo XV, la probable alianza de los ortodoxos en los concilios reformadores de Constanza (1414-1418) y de Basilea (1431-1439), movimientos precursores del protestantismo, encabezaron el prevaleciente sistema sinodal y anularon la primacía de la autoridad del papa. (El papismo) no sólo nos deja con los protestantes, sino que quiere que estemos con él contra aquellos protestantes que rechazaron (sus) muchas innovaciones. Y entonces nos condujo al desafortunado Ferrara-Florencia, para que no fortaleciéramos la reforma sinodal, (que incluso llegó al punto de que el papa fue destituido por sus propios cardenales), y ahora hace lo mismo. Nos conduce a diálogos de amor con sus fruslerías para que seamos de alguna manera “iglesias hermanas” y podamos discutir “en igualdad de condiciones”. Sin embargo, continúa considerándonos como cismáticos y eclesiológicamente deficientes, para conducirnos a reconocer la primacía del papa mediante la Unia, cuya condena en Freising-Munich, en la sesión plenaria del Comité Mixto para el Diálogo Teológico (1990), enterró e hizo desaparecer. Con esta acción unilateral, que rápidamente aceptamos sin protesta, el papa muestra que incluso en el diálogo teológico hace lo que desea como el Primero y como infalible. Por lo tanto, ¿por qué debemos discutir, si el Vaticano acepta sólo lo que está a su favor, mientras que lo que es (beneficioso) para nosotros, lo rechaza y lo hace desaparecer? Nosotros, de forma necia, como en Ferrara-Florencia, donde firmamos la Unia, repetimos el error y de nuevo nos convertimos en el apoyo del papismo con el inaceptable artículo de Rávena y con el anteproyecto de Chipre concerniente a la primacía del papa.

Debemos señalar que relativamente con las mismas condiciones, estamos repitiendo los mismos errores, sin aprender de la historia. Grecia y Chipre, para poder ser ayudados por Occidente y el papa, ya han firmado otra vez los inaceptables artículos de la unión, como en Ferrara-Florencia (1438-1439). Aceptan y honran al papa, el pan-hereje y distorsionador del Evangelio, negando y distanciándose de la ayuda divina y ofendiendo a los santos mártires y confesores de la fe. Constantinopla, que conoció el abandono divino, nos está conduciendo desafortunadamente a las actividades de falsa unión y a una nueva Ferrara-Florencia, siguiendo los pasos del cardenal Bessarion de Nicea y no los de San Marcos de Éfeso (Evgenikos), distorsionando el Evangelio y abrazando a los “peligrosos lobos” del papismo y del protestantismo. Por eso, la vigilancia es necesaria, según el consejo del apóstol Pablo, que previó que “vendrán sobre vosotros lobos voraces que no perdonarán al rebaño. Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que enseñen cosas perversas para arrastrar en pos de sí a los discípulos” (Hechos 20:29-30).


                             Catecismo Ortodoxo 

                 http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/

Los 26 santos mártires del monasterio de Zografou


Los 26 santos mártires de Zografou fueron quemados vivos en 1282 en el Monte Athos por el ejército latino que servía al emperador romano Miguel VIII Paleólogo. Su memoria es celebrada el 10 de octubre y el 22 de septiembre.
Historia

En 1274, Miguel VIII Paleógolo entró en unión con el papa de Roma, por medio de la infame Unión de Lyon, con la esperanza de que una alianza fortaleciera su imperio ante la presencia invasora de los búlgaros y los serbios. La unión no fue recibida por el pueblo con agrado y el emperador amenazó con hacer cumplir el tratado por la fuerza si fuera necesario, emitiendo, en 1278, un edicto a tal efecto.

Los monjes del Monte Athos se opusieron firmemente a la unión y enviaron una carta al emperador enumerando las herejías del papa y de la Iglesia católica romana. Instaron al emperador a abandonar la unión, rechazando la herejía y regresando a la Ortodoxia. Especialmente le señalaron que la primacía del papa, su conmemoración en las iglesias, la celebración de la Liturgia con pan ácimo, y la inserción del “Filioque” (“y del Hijo”) en el Credo, no podía ser aceptado por los ortodoxos, y le pidieron al emperador que cambiara su opinión. La carta decía: “Vemos claramente que os estáis convirtiendo en un hereje, pero os imploramos renunciéis a todo esto y permanezcáis en las enseñanzas que se os transmitieron… Rechazad las impías y nuevas enseñanzas de este falso conocimiento, de las especulaciones y añadidos a la Fe”.

El emperador despreció a los monjes del Monte Athos por su oposición. Puesto que no quería provocar a los griegos, decidió dar rienda suelta a su rencor sobre los athonitas eslavos. Los cruzados, que habían sido expulsados de Palestina y habían encontrado refugio en Rumanía, declararon al emperador su disposición a establecer la autoridad del papa por el fuego y la espada. Miguel también empleó a los turcos y a los tártaros. Y puesto que precisamente algunos monjes cedieron bajo la presión de las promesas y las torturas, dos monasterios fueron destruidos por los latinos: el de la gran Lavra y el de Xeropotamou. Los monjes de estos dos monasterios aceptaron la intrusión latina con un temor servil. El ejército atacó y mató a los monjes en muchos de los monasterios eslavos. Colgaron al Protaton y habiendo matado a muchos monjes de los monasterios de Vatopedi, Ivirón y otros monasterios (algunos fueron colgados, otros ahogados, y otros decapitados en Karyes, en el Monte Athos), los latinos atacaron Zografou. Cuando el higumeno, Tomas de Zografou, conoció el inminente ataque por inspiración divina, le dijo a los monjes que los que desearan salvarse deberían huir, y que los que desearan sufrir el martirio deberían permanecer en el monasterio. La mayoría de los monjes de Zografou abandonaron el monasterio, pero los más firmes, un total de 26, permanecieron en la torre del monasterio. Los veintiséis hombres que permanecieron y se encerraron en la torre del monasterio, fueron: el higumeno Tomás, los monjes Barsanufio, Cirilo, Miqueas, Cosme, Hilarion, Santiago, Job, Cipriano, Sabas, Santiago, Martiniano, Cosme, Sergio, Menas, Joasaf, Joanicio, Pablo, Antonio, Eutimio, Domeciano, Parcenio y cuatro laicos.

Los latinos llegaron pronto al recinto del monasterio. Inicialmente amonestaron a los monjes para que dejaran abiertas las puertas para entrar: si reconocían la primacía del papa, no tendrían nada que temer, y su misericordia sería más beneficiosa que el oro. Los monjes les respondieron desde lo alto de la torre: “¿Y quién os dijo que vuestro papa es Cabeza de la Iglesia? ¿De donde proviene esa enseñanza vuestra? ¡Para nosotros, la Cabeza de la Iglesia sólo es Cristo! Nos es más fácil elegir la muerte que ceder y contaminar este santo lugar por vuestra violencia y tiranía: ¡no abriremos las puertas del monasterio! ¡Marchaos ahora!”. Los latinos respondieron con rabia: “¡Morid entonces!”, y reuniendo madera alrededor de la torre, encendieron un gran fuego para quemarlos vivos.

Los santos mártires cantaban himnos a la Theotokos mientras ardía la torre, y entregaron sus almas a Dios el 10 de octubre de 1282. En diciembre del mismo año, el ignominioso emperador Miguel moría en la pobreza, cuando el rey serbio Milutin se alzó contra él en defensa de la Ortodoxia.
El milagroso icono de la Theotokos y la revelación del higumeno

Por la providencia de Dios, acontecieron un gran número de milagros y manifestaciones del cielo durante el martirio de sus siervos. El día en el que los latinos se dirigían hacia el monasterio de Zografou, un monje anciano recibió una obediencia en una viña a media hora de distancia del monasterio. En el tiempo prescrito, leyó el Akacisto ante el icono de la Theotokos. Sin embargo, cuando empezó a pronunciar la palabra “Alégrate”, surgió una voz del icono que decía: “¡Alégrate tú también, oh anciano! Huye ahora de aquí o la desgracia caerá sobre ti; ve y dile a los hermanos del monasterio que se encierren, pues los latinos opositores a Dios han atacado mi montaña elegida, y ya están cerca”. El atemorizado anciano cayó de rodillas y clamó con temor: “¿Cómo puedo dejarte aquí, mi Reina e Intercesora?”. Y este escuchó nuevamente la voz: “¡No te preocupes por mí, pero vete deprisa!”. El anciano fue al monasterio inmediatamente a avisar a los hermanos (que es el significado del nombre “Proangellomeni”, que es dado a este icono). Mas cuando llegó a las puertas del monasterio, contempló este mismo icono de la Theotokos. De forma milagrosa, el icono le precedió en el monasterio. El asombrado anciano contó todo lo que se le había revelado al higumeno y a los hermanos. Tras esto, todos glorificaron a Dios y a la Theotokos. El icono milagroso de la Virgen que ellos tenían consigo fue encontrado sin daño entre las ruinas de la torre y fue puesto en el muro del santuario de la capilla de la Dormición de la Theotokos (encima del katapetasma, donde los iconos Despóticos [es decir, el de Cristo], son puestos normalmente), donde, a pesar de haberse pintado encima a causa del trabajo de restauración, sigue estando allí hoy en día. Los monjes búlgaros de Zografou lo llamaron “Chairovo”, esto es “Nuestra Señora del Akacisto”, y en las liturgias de la capilla, las salutaciones son leídas en vez del himno de comunión. El lugar en el que tuvo lugar la milagrosa revelación es conocido aún hoy por el nombre de Cherovo.
El milagro del 10 de octubre de 1873

Una vez, durante la celebración de la fiesta de los 26 mártires de Zografou, el 10 de octubre de 1873, hubo una vigila nocturna. Era una noche sin luna. En medio de la noche, mientras los monjes cantaban y leían las vidas de los santos mártires en la iglesia, se escuchó de repente un ruido, y sobre la iglesia apareció un pilar de fuego, elevándose de la tierra al cielo. Era tan resplandeciente que todas las cosas podían verse a distancia como si fuera mediodía. Esta manifestación duró alrededor de un cuarto de hora y luego desapareció.



                            Catecismo Ortodoxo 

              http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/

Las excusas obstaculizan el crecimiento espiritual ( San Paisios )


Las excusas obstaculizan el crecimiento espiritual

-Padre, cuando la gente dice que “no hay excusa” en la Sagrada Escritura, ¿qué significa esto?

-Significa que, en cierto sentido, no hay justificación para ninguna excusa.

-Padre, cuando trato de justificarme con excusas, me doy cuenta más tarde de que esto no conviene a un monje o una monja.

-No sólo son excusas no apropiadas para un monje o una monja, sino que también no tienen nada que hacer en la vida espiritual. Debo entender que cuando intento justificarme con excusas, estoy en un estado mental equivocado. Corto mi comunicación con Dios y soy privado de la divina gracia, porque la divina gracia no viene al que está en un estado equivocado.

El momento en el que una persona justifica lo injustificable, se separa de Dios. Una especie de aislamiento interviene entre Dios y el hombre. ¿Puede la corriente eléctrica pasar a través de un paso aislado?

Nada de aislamiento entre Dios y el hombre. ¡No hay barrera más fuerte para la gracia de Dios que las excusas! Es como construir un muro y separarte a ti mismo de Dios; poniendo excusas, cortas todos los lazos con Él.

-Padre, a menudo dices “Intentemos al menos alcanzar la base espiritual”. ¿Cuál es esta base espiritual?

-Es el humilde reconocimiento del error de uno mismo, sin intentar justificarse a sí mismo intencionadamente, cuando se está en el error y la gente lo reprende.

Pero cuando uno no se sostiene por sí mismo, incluso cuando es injustamente acusado, entonces es cuando se alcanza un grado excelente. El que se justifica con excusas, no avanza en la vida espiritual, ni puede encontrar ninguna paz interior. Dios no nos condenará por un error que hayamos cometido, pero debemos tratar de no justificarnos por ese error, y considerar que sólo es algo natural.

-Padre, si me dicen que soy culpable de algo, pero no puedo entender la naturaleza de mi falta, ¿debería hacer algo al respecto para tener más cuidado la próxima vez, o debería guardar silencio?

Si piensas que eres culpable un 25%, cuando realmente sólo eres culpable un 5%, ¿no te beneficia espiritualmente ser “generoso” sopesando tus faltas? No te quieres defraudar espiritualmente. Este es el trabajo espiritual que debes hacer: encuentra y reconoce tu falta, y contente la próxima vez. De otra forma, estás atrapado por ti mismo, te justificas a ti mismo pero no encuentras paz.

-Padre, cuando alguien tiene el hábito de justificarse a sí mismo con excusas, pero más tarde reconoce sus errores y se condena a sí mismo, ¿tiene esto algún beneficio?.

Al menos ha adquirido una valiosa experiencia, y si esta experiencia se utiliza, puede beneficiarse de ella. Y si Dios dijera: “Puesto que ha reconocido su error y se ha arrepentido, le concederé algo”, entonces, por supuesto, recibirá algo más del otro Tesoro, el Tesoro del arrepentimiento.

                                   Catecismo Ortodoxo 

                  http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/

Oraciones a la Madre de Dios


Oraciones a la Madre de Dios, por San Ildefonso de Toledo (607-667), de su libro “SOBRE LA PERPETUA VIRGINIDAD DE MARIA”, uno de los tratados teológicos sobre la Madre de Dios más importantes jamás escrito.

Fragmentos tomados del volumen 320 de la BAC (Biblioteca de Autores Cristianos) de 1971 “Santos Padres españoles. San Ildefonso de Toledo”

Oración al inicio del tratado, páginas 49-54 del volumen 320 de la BAC:

“Señora mía, dueña y poderosa sobre mí, madre de mi Señor, sierva de tu Hijo, engendradora del que creó el mundo, a ti te ruego, te oro y te pido que tenga el espíritu de tu Señor, que tenga el espíritu de tu Hijo, que tenga el espíritu de mi Redentor, para que yo conozca lo verdadero y digno de ti, para que yo hable lo que es verdadero y digno de ti y para que ame todo lo que sea verdadero y digno de ti. Tú eres la elegida por Dios, recibida por Dios en el cielo, llamada por Dios, próxima a Dios e íntimamente unida a Dios. Tú, visitada por el ángel, saludada por el ángel, bendita y glorificada por el ángel, atónita en tu pensamiento, estupefacta por la salutación y admirada por la enunciación de las promesas.

Escuchas que has encontrado gracia ante Dios, se te manda que no temas, se te confirma en tu confianza, se te instruye con el conocimiento de los milagros y se te conduce a la gloria de un nuevo milagro nunca oído. Sobre tu prole es advertida tu pureza, y del nombre de la prole tu virginidad certifica: se te predice que de ti ha de nacer el Santo, el que ha de ser llamado Hijo de Dios, y de modo milagroso se te da a conocer el poder que tendrá el que nacerá de ti. ¿Preguntas sobre la manera de realizarse? ¿Preguntas sobre el origen? ¿Indagas sobre la razón de este hecho? ¿Sobre cómo ha de llevarse a cabo? ¿Sobre el orden en que ha de realizarse? Escucha el oráculo nunca oído, considera la obra desacostumbrada, fíjate en el arcano desconocido y atiende al hecho nunca visto: El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cobijará con su sombra. Invisiblemente, toda la Trinidad obrará en ti la concepción, pero sola la persona del Hijo de Dios, que nacerá en cuerpo, tomará de ti su carne. Por consiguiente, lo que será concebido y nazca de ti, lo que salga de ti, lo que se engendre de ti, lo que tú des a luz, será llamado Santo, Hijo de Dios. Éste será grande, Dios de las virtudes, rey de los siglos y creador de todas las cosas.

He aquí que tú eres dichosa entre las mujeres, íntegra entre las recién paridas, señora entre las doncellas, reina entre las hermana. He aquí que desde ese momento te dicen feliz todas las gentes, te conocieron feliz las celestiales virtudes, te adivinan feliz los profetas todos y celebran tu felicidad todas las naciones. Dichosa tú para mi fe, dichosa tú para mis predicciones y mis predicaciones. Te predicaré cuanto debes ser predicada, te amaré cuanto debes ser amada, te alabaré cuanto debes ser alabada, te serviré cuanto hay que servir a tu gloria. Tú, al recibir sólo a Dios, eres posterior al Hijo de Dios; tú, al engendrar a un tiempo a Dios y al hombre, eres antes que el hombre hijo, al cual, al recibirle solamente al venir, recibiste a Dios por huésped, y al concebirle tuviste por morador, al mismo tiempo, al hombre y a Dios. En el pasado eres limpia para Dios, en el presente tuviste en ti al hombre y a Dios, en el futuro serías madre del hombre y de Dios; alegre por tu concepción y tu virginidad, contenta por tu descendecia y por tu pureza y fiel a tu hijo y a tu esposo. Conservas la fidelidad a tu Hijo, de modo que ni El mismo tenga quien le engendre; y de tal modo conservas fidelidad a tu esposo, que él mismo te conozca como madre sin concurso de varón. Tanto eres digna de gloria en tu Hijo cuanto desconoces todo concurso de varón, habiendo sabido lo que debías conocer, docta en lo que debías creer, cierta en lo que debías esperar y confirmada en lo que tendrías sin pérdida alguna.(…)

He aquí que es virgen de Dios, virgen del hombre, virgen atestiguándolo el ángel, virgen juzgándolo así su esposo, virgen antes de tener esposo, virgen con su esposo, virgen, sin duda alguna, aun en el tiempo que lo dudaba su esposo. Virgen antes de la venida del Hijo, virgen después de la generación del Hijo, virgen en el nacimiento del Hijo, virgen después de nacido el Hijo.

Fecunda por el Verbo, llena del Verbo, copiosísima en el Verbo, digna de dar a luz por el Verbo; por el nacimiento de hombre por las leyes humanas, por las costumbres humanas, por la humana condición, por la humana verdad; sin falta, incorrupta, inviolada, pura y verdaderamente integérrima.

Por divino obsequio, por divino favor, por colación divina, por divino hallazgo, por don divino, por divino consentimiento, por nueva obra, por eficacia divina, por nuevo modo, por nuevo efecto, por nuevo parto, virgen con la concepcción, virgen después de la concepción, virgen durante el parto, virgen en el parto, virgen con el parto, virgen después del parto. Virgen con el que había de nacer, virgen con el que nace, virgen después del nacimiento del Hijo. Llamada esposa y virgen, tomada como esposa y virgen, tenida por esposa y virgen, con esposo y con descendencia virgen perdurable. Nunca conociste varón, ni contacto carnal, ni abrazo, ni compañía marital. Y entonces ciertamente, entonces sin niguna duda, con verdad y veracidad eres virgen santa, virgen feliz, gloriosa y honesta virgen. Pero después de la generación del Verbo hecho carne, después del nacimiento de Dios hecho hombre, después de la generación de la humanidad en Dios, después del nacimiento del Hombre unido a Dios, eres más santa y santísiima virgen, más bienaventurada y muy bienaventurada virgen, más gloriosa y gloriosísima virgen, más noble y nobilísima virgen, más honesta y honestísima virgen, más augusta y augustísima virgen.”

Oración hacia el final del tratado, páginas 147-149 del volumen 320 de la BAC:

“Pero ahora me llego a ti, la única virgen y madre de Dios; caigo de rodillas ante ti, la sola obra de la encarnación de mi Dios; me humillo ante ti, la sola hallada madre de mi Señor; te suplico, la sola hallada esclava de tu Hijo, que logres que sean borrados mis pecados, que hagas que yo ame la gloria de tu virginidad, que me encuentres la magnitud de la dulzura de tu Hijo, que me concedas hallar y defender la sinceridad de la fe en tu Hijo, que me otorgues también consagrarme a Dios, y ser esclavo de tu Hijo y tuyo y servir a tu Señor y a ti.

A Él como a mi Hacedor, a ti como Madre de nuestro Hacedor; a Él como señor de las virtudes, a ti como esclava del Señor de todas las cosas; a Él como a Dios, a ti como a Madre de Dios; a Él como a mi Redentor, a ti como a obra de mi redención. Porque lo que ha obrado en mi redención, lo ha formado en la verdad de tu persona. Él que fue hecho mi Redentor fue Hijo tuyo. Él que fue precio de mi rescate tomó carne de tu carne. Aquel que sanó mis heridas, sacó de tu carne un cuerpo mortal, con el cual suprimirá mi muerte; sacó un cuerpo mortal de tu cuerpo mortal, con el cual borrará mis pecados que cargó sobre sí; tomó de ti un cuerpo sin pecado; tomó de la verdad de tu humilde cuerpo mi naturaleza, que Él mismo colocó en la gloria de la mansión celestial sobre los ángeles como mi predecesora en tu reino.

Por esto yo soy tu siervo, porque mi Señor es tu Hijo. Por eso tú eres mi señora, porque eres esclava de mi Señor. Por esto yo soy esclavo de la esclava de mi Señor, porque tú, mi señora, has sido hecha Madre de mi Señor. Por esto yo he sido hecho esclavo, porque tú has sido hecha Madre de mi Hacedor.

Te suplico, Virgen santa, que yo reciba a Jesús de aquel Espíritu de quien tú engendraste a Jesús; que mi alma reciba a Jesús con aquel Espíritu por el cual tu carne recibió al mismo Jesús. Por aquel Espíritu que me sea posible conocer a Jesús, por quien te fue posible a ti conocer, concebir y dar a luz a Jesús. Que exprese conceptos humildes y elevados a Jesús en aquel Espíritu en quien confiesas que tú eres la esclava del Señor, deseando que se haga en ti según la palabra del ángel.

Que ame a Jesús en aquel Espíritu en quien tú lo adoras como Señor y lo contemplas como Hijo. Que tema a este mismo Jesús tan verdaderamente como verdaderamente él mismo, siendo Dios, es obediente a sus padres.

¡Oh premio extremadamente grande de mi salvación y de mi vida y al mismo tiempo de mi gloria! ¡Oh título nobilísimo de mi libertad! ¡Oh excelsa condición de mi carácter de hombre libre! ¡Oh seguridad de mi nobleza, indisolublemente gloriosa y rematada con la eternidad de la gloria! ¡Cómo yo, que fui torpemente engañado, deseo para mi reparación hacerme esclavo de la madre de mi Jesús! ¡Cómo yo, en el primer hombre separado al principio de la comunión angélica, voy a merecer ser considerado como esclavo de la esclava y de la Madre de mi Señor! ¡Cómo yo, obra apta en las manos del sumo Dios, voy a conseguir estar ligado en la servidumbre continua de la Virgen Madre con devoción de su esclavitud!”


                                Catecismo Ortodoxo
                  http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/

Símbolo de la Fe


Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles.

Y en un solo Señor, Jesús Cristo, Hijo unigénito de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Luz de luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado; consubstancial al Padre, por quien todo ha sido hecho. Quien por nosotros los hombres, y para nuestra salvación, descendió de los cielos y se encarnó del Espíritu Santo y de María, la Virgen, y se hizo hombre. Fue crucificado también para nosotros, bajo el poder de Poncio Pilato, sufrió y fue sepultado. Y resucitó al tercer día, según las Escrituras. Y subió a los cielos y está sentado a la diestra del Padre. Y volverá en gloria a juzgar a los vivos y a los muertos. Y su Realeza no tendrá fin.

Y en el Espíritu Santo, Señor, Dador de vida, que procede del Padre. Que es adorado y glorificado con el Padre y el Hijo, y que habló por los profetas.

En la Iglesia una, santa, católica y apostólica. Confieso un solo bautismo para la remisión de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del siglo venidero. Amén.



                                Catecismo Ortodoxo 

                   http://catecismoortodoxo.blogspot.ca/